“… desde un punto de vista estético, el artista es un proveedor de experiencias estéticas, incluyendo aquellas producidas con la intención de frustrar o alterar la sensibilidad estética del espectador”[1]

No cabe duda que la práctica expositiva en la región de Aysén no ha mostrado dinamismo en el último tiempo. Y esto porque los (as) ‘artífices’ locales han enfrentado sus discursos dentro de una compleja infraestructura cultural tanto en las formas de difusión como en la debida circulación de sus acciones. Por cierto, esta situación también ha afectado la creación de nuevas diatribas a la hora de imponer los dilemas propios de la práctica ‘artística’ dentro de una zona ampliamente reconocida como adversa.

Sin embargo, en estos últimos años, un grupo transdisciplinar de pensadores ha impulsado su leit motiv a través del cotidiano que circunda, por un lado, el paisaje agreste y, por otro lado, la arquitectura vernacular que posee esta región. Es decir, ellos han construido un imaginario que vuelca la mirada hacia otros límites de lo eminentemente artístico y territorial.

Carlos Castillo, Constanza Pérez y Francisca Terrazas conforman este grupo que ha evocado, en colectivo, esos márgenes que exteriorizan lo inalcanzable de la geografía, la cual impone nuevas configuraciones políticas, culturales y sociales. Entonces a la hora de profundizar en estos imaginarios, ellos han decidido revisar la complejidad del diario vivir a través del paisaje y la arquitectura dentro de un proyecto que lleva por nombre Vernácula Aysén.

_DSC0567 _DSC0703 _DSC0658

La lógica de este proyecto expositivo, editorial y de residencia es, sin duda, la contemplación del paisaje y cómo sus singulares aspectos han variado notablemente a la hora de estudiarlo. No obstante, también este estudio ha estado enfocado sobre la base de un minucioso análisis respecto a una particular habitabilidad. Por lo que al observar los efectos que han provocado los fenómenos naturales, la industrialización y el emplazamiento humano –acciones tanto naturales como humanas–, este grupo ha reformulado los postulados que lo definen como tal. Un acto que nos deja indelebles sensaciones al observar formas, colores y aquellos referentes arquitectónicos que exteriorizan las diversas experiencias humanas que ellos han investigado.

Enfrentando este panorama, podríamos confirmar que los objetivos de Vernácula Aysén además buscan conciliar, en sus propuestas, las ásperas sensaciones que trae consigo el aislamiento ante el vertiginoso choque de un mundo que recalca agresivamente en lo global. Tanto las imágenes recolectadas sobre estas vivencias, así como los asentamientos visitados, nos advierten acerca del proceso mecánico-fisiológico de ver el paisaje y trasladarlo, más bien, a uno que lo interprete. Y esto porque la variedad de sentimientos y percepciones con las cuales han asimilado la estampa de esta atmósfera, proviene de lo que nosotros mismos somos capaces de generar y reproducir a través de la práctica que cuestiona a esos paisajes. De esta manera, ellos están interpretando la cosmogonía de esta particular zona de Chile y su talante en la cultura contemporánea para sincronizar una nueva perspectiva epistemológica a la hora de diseñar un proyecto con estas características.

FDHC4076 _DSC0046 _DSC0014

Mientras tanto, Aysén seguirá exponiendo antecedentes físicos y abstractos que han marcado las ilustraciones históricas de su misma evolución, ya que en definitiva estos artífices han sido envueltos con una sensibilidad asociada a lo que existe, a lo ya representado y, por cierto, a lo simbólico y las simbolizaciones –extremas– que este lugar posee. Aquí es donde la idea transdisciplinar desarrolla una ecuación para interpretar un territorio que está entrecruzado por la identidad de sus habitantes en cuanto a la configuración de sus espacios físicos y tradiciones intangibles.

Los arquetipos que han construido desde Vernacula Aysén interpretan corrientes historiográficas contrapuestas y han salpicado diametralmente en otras disciplinas tales como el diseño, el cine e incluso la antropología. Por lo que este proyecto es retocado con tantas aleaciones que sucumbe en otras geografías.

Un artífice al pintar, obturar o construir está incorporando un relato de su quehacer político y conceptual. Pero, al mismo tiempo, nos propone revisar su entorno físico. Ese entorno que posee varias aristas y poéticas. En este sentido, este grupo ha creado una plataforma para re-pensar, por ejemplo, desde una residencia, los vaivenes del territorio y las texturas que envuelven aquellas arquitecturas que por diferentes razones yacen, actualmente, abandonadas. Por eso una característica fundamental de la misma pasa por proponer una mirada irruptiva que va más allá del sitio.

A través de este proyecto, cada espacio cotidiano converge entre paisajes y arquitecturas. Por lo que si revisamos la historia local nos encontramos con diferentes acontecimientos que han fracturado este hábitat. Este hecho, entre otros, ha permitido que aparezcan una serie de viajes de exploración para buscar más interrogantes que respuestas.

VISTA AEREA INTERVENIDA Figura 6

No cabe duda que Carlos, Constanza y Francisca redibujan algunos lugares de Aysén bajo una particular perspectiva. Ellos nos trasladan a revisar sus propuestas que están eclipsadas por imágenes de la discordia geográfica. La región ya no puede ser representada solo desde una imagen figurativa, también debemos hacerlo desde lo abstracto. Aysén también es trazo y línea. Por lo tanto, esta lectura simbólica entre paisaje y arquitectura nos acerca a una experiencia que formatea la frecuencia que desprende el simple acto de convivir. Aunque, cabe recordar, que este colectivo intenta, con estos últimos preceptos, unir y separar la experiencia del hábitat a través de sus inspecciones que serán transformadas en instalaciones, pinturas y fotografías.

En síntesis, más allá de las retóricas que ha levantado Vernácula Aysén, es cierto que podemos catalogar a esta como parte fundamental de todas esas acciones que convierten los discursos artísticos en constantes dilemas. Un hecho que nos permite enfrentar estas reflexiones de manera colectiva para comprender las estructuras de una región que anuda su aislamiento y que, por su complejidad socio-política, podría ser considerada como una plataforma de estudio transdisciplinar que la presenta como una intensa huella cultural.

 

[1] GROYS Boris Volverse Público: las transformaciones del arte en el ágora contemporánea. Introducción: poética vs. estética (Buenos Aires: Caja Negra, 2014) p. 11.