¿Podemos considerar la ciencia como una práctica artística? Podemos concebir el arte como investigación científica? Mirando hacia atrás en la historia del arte, podemos entender que siempre ha estado ahí –incluso si en el momento no se pudo comprender como tal– a modo de reflejo de su sociedad. Viviendo hoy en una era donde la investigación científica y los avances tecnológicos están dictando el comportamiento social, la unión de estas dos disciplinas sucede como un evento natural, una que ha resultado en una creciente exploración uno del otro. Sobre esta base, los proyectos de esta naturaleza hoy son un elemento de interés creciente para instituciones tanto culturales como científicas y tecnológicas.

Schering Stiftung en Berlín –por dar un ejemplo– lleva promoviendo la colaboración entre las ciencias biológicas y el arte contemporáneo desde el año 2002. Los curadores Carsten Seiffarth y Markus Steffens de la galería nómade Singuhr Projekte (antes Singuhr Hoergalerie), habían ya trabajado con ellos en el pasado, y este año decidieron presentar en su acogida el proyecto de Cecilia Jonsson: Contemporary Diagram: Berlin.

Unknownphoto (1): Roman März // copyright: Roman März, Cecilia Jonsson, singuhr e.v.

Singuhr es una colectiva curatorial con base en Berlín desde el año 1996, que han desarrollado un amplio número de proyectos cuestionando el sonido y el espacio. Considerar el sonido como un medio para el arte (no para la música), es una noción que se comienza a desarrollar recién a mediados del siglo pasado, tomando más profundidad y fuerza en las últimas décadas. Pensando en la corta vida de estas prácticas, Singuhr puede ser considerado una plataforma pionera y catalizadora de instalaciones e intervenciones de sonido, a nivel nacional en Alemania e internacional debido a sus colaboraciones y residencias en el resto del mundo. Solo en Berlín realizaron 88 proyectos de sonido entre el año 1996 y 2013. Seiffarth (quien declara no tener gusto por la música) y Steffens han estado mayormente trabajando con artistas que exploran cómo el sonido actúa en nuestra percepción del cuerpo, da forma a sociedades y abre nuevas posibilidades de entender la realidad, una realidad invisible.

A pesar de lo mencionado, sonido y ciencia no es terreno conocido para los Singuhr. La iniciativa vino de la artista, Cecilia, quien había pasado los últimos años tratando de probar que el comportamiento de las bacterias en el agua puede ser alterada si se somete a estímulos sonoros. Seiffarth no dudó en realizar el proyecto.

Mediante su trabajo, Jonsson lleva por años conectando lo orgánico y lo inorgánico, haciendo uso del método científico y presentándolo como obra en sí misma. Es la no-intervenida observación e investigación de los procesos naturales lo que se convierte en su proyecto/tesis. La fina fusión de los acercamientos artísticos a la naturaleza y la estética de la ciencia –aislando y organizando los objetos de estudio– cuestiona los límites entre el artista y el científico, ambos trabajando para develar los misterios del comportamiento natural y humano.

«Quizás lo que observamos hoy es un renacimiento de la antigua sociedad arte/ciencia, cuando ambas disciplinas no estaban tan definidas y por ende ¿separadas?»

A6641185 photo (2): Roman März // copyright: Roman März, Cecilia Jonsson, singuhr e.v.

“Para mí es importante que el arte este conectado con el mundo, y como artista reflejo lo que soy parte, y tengo la suerte de trabajar sin una agenta de “ganancia” subyacente como resultado. Creo que la “ciencia” no es la única verdad y que nuestros sentidos, juicio y error, además del aspecto creativo de cómo leemos y nos relacionamos con el mundo muchas veces son dejados de lado. Quizás lo que observamos hoy es un renacimiento de la antigua sociedad arte/ciencia, cuando ambas disciplinas no estaban tan definidas y por ende ¿separadas? También me parece interesante seguir el desarrollo de las tecnologías verdes, cómo estudiar el pasado nos puede decir algo nuevo sobre el futuro y –más allá– cómo el conocimiento antiguo y las metáforas místico/religiosas pueden ser hoy verificadas por la ciencia. Creo en tomarse el tiempo de observar, de dar un paso atrás y aprender desde otra disciplinas y de la naturaleza de la que somos parte.”

El enfoque de Jonsson en la ciencia se ha visto muy influenciado por las investigaciones y experimentos del físico noruego Carl Anton Bjerknes, quien investigó el comportamiento mecánico de los fluidos. No solo fueron los experimentos como tal, sino que también las anotaciones del científico y sus ideas sobre la naturaleza lo que formó profundamente la dirección de este proyecto de la artista:

“Un elemento que resalta de la muestra son las tiras de papel plegado con mi propias notas. Esta idea derivó de leer un libro geográfico de la vida de Bjerknes escrito por su hijo William Bjerknes. Su padre tenía problemas para escribir y a menudo tuvo a su esposa y más tarde a su secretaria tomando notas en tiras de papel mientras que él dictaba sus ideas y descubrimientos de la investigación. Luego, prendía las notas del muro, dibujando líneas entre sus descubrimientos para crear nuevos entendimientos. Este método era realmente cómo llegaba a sus conclusiones y resonó fuertemente conmigo ya que yo no dibujo trazos, pero escribo palabras y oraciones en documentos totalmente mezclados. Siento que las palabras son más abiertas, formas libres transformándose. Genera contexto, ideas, material y principalmente puede tomar un nuevo significado dependiendo en como se teje todo el conjunto. Como un ciclo, los hilos comienzan a encontrarse y comunicarse incluso si no estaban conectados en un principio.”

Por ende, con la exhibición se intenta desde el principio sumergir al espectador en un ambiente científico, incluyendo símbolos que se puedan relacionar a ese campo: inmediatamente a la entrada de la sala hay un jabón antibacterial para desinfectar las manos, como si estuviéramos entrando a un laboratorio. Los elementos utilizados para el experimento (diversos parlantes, libros y muestras de bacterias) están presentados de forma organizada sobre una mesa, bajo una vitrina de vidrio. En el muro junto a ellos se encuentra la única instalación de la muestra: un mapa del sistema de drenaje de aguas de la comuna de Neukölln, limpiamente construido con clavos blancos e hilo de pescar.

Las obras más imponentes de la exhibición son por un lado una serie de cianotipos que demuestran el movimiento de las bacterias sobre placas de vidrio, y por otro lado –presentada en una sala construida dentro de la sala para lograr cierta amortiguación del sonido– la serie de las pacas de metal que fueron sometidas a diversos sonidos por la artista y que muestran la reacción de las bacterias sobre esta superficie. Las placas fueron instaladas durante dos semanas dentro de tanques de agua, cada una con un sonido en particular, además de una sin sonido que fue considerada el elemento placebo.

Con la exhibición se intenta desde el principio sumergir al espectador en un ambiente científico, incluyendo símbolos que se puedan relacionar a ese campo: inmediatamente a la entrada de la sala hay un jabón antibacterial para desinfectar las manos, como si estuviéramos entrando a un laboratorio.

A6641189photo (3): Roman März // copyright: Roman März, Cecilia Jonsson, singuhr e.v.

A6641195photo (4): Roman März // copyright: Roman März, Cecilia Jonsson, singuhr e.v.

Enfrentándose con uno de los elementos más desafiantes del arte sonoro –lo efímero– Singuhr y la artista decidieron presentar las placas a la audiencia contenidas en marcos de madera, detrás de los cuales se agregaron los parlantes con el sonido correspondiente a la placa. Algunos de estos sonidos están por bajo de la frecuencia que el ser humano puede oír, pero su sola presencia en contraste a las audibles fue necesaria para poder conectar el resultado visual con el proceso de la artista. Las bacterias fueron expuestas a una amplia gama de sonidos, variando desde orquestas rusas a frecuencias Solfeggio. Al interrogarla por el criterio de su selección, la artista describió un proceso más bien intuitivo:

“Comenzando desde la idea inicial, y leyendo los libros de C.A. Bjerknes sobre vida y experimentos hidrodinámicos del comportamiento mecánico de los fluidos (que se visualizaba a través de rellenos de hierro); comencé a interesarme en integrar la relación entre “océano” y “atmósfera” en un ambiente contemporáneo y de sitio específico, con la inclusión y retroalimentación de formas de vida. Como la mayoría de mis trabajos, las obras/sonidos que decidí utilizar se entretejen desde diversas fuentes de información. Ideas que varían desde reportes de investigaciones encontradas sobre la corrosión/libros/fuentes en línea de bacterias/microbios, Ernst Chladni, vivir en la era Antropocena y conversaciones con microbiólogos además de las personas a mi alrededor. Estaba interesada en explorar una amplia escala de sonidos/vibraciones que comienzan y terminan más allá de la percepción humana de los sonidos. (7.83Hz: la resonancia de Schumann) y utilizar lo socio-político (582Hz: el milagro de la frecuencia) con otros vínculos en resonancia con la alcantarilla (grabaciones de campo: 90000 kHz la comunicación entre las ratas, etc.).”

«Como la mayoría de mis trabajos, las obras/sonidos que decidí utilizar se entretejen desde diversas fuentes de información. Ideas que varían desde reportes de investigaciones encontradas sobre la corrosión/libros/fuentes en línea de bacterias/microbios, Ernst Chladni, vivir en la era Antropocena y conversaciones con microbiólogos además de las personas a mi alrededor.»

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photo (5): Roman März // copyright: Roman März, Cecilia Jonsson, singuhr e.v.

Reflejando mi propia susceptibilidad a los estímulos sonoros; comencé de inmediato a cuestionarme si los resultados presentes en las placas de metal apuntaban a una posible reacción organizada y de cierto modo emocional de las bacterias a los ambientes sónicos. ¿Podemos identificar reacciones humanas como estrés, o diversos tipos de flujo en las bacterias presentes en el agua? La respuesta que me dio Seiffarth fue rotunda: No, de ninguna manera. Se puede observar que algo diferente está sucediendo, pero no es suficiente para una conclusión científica. Las reacciones siempre están. Esta placa (img. 5) por ejemplo, no fue expuesta a ningún sonido, este es el resultado del silencio, y es a pesar de esto muy bella. Las más verdes fueron las que estuvieron bajo una luz Led sobre el tanque para poder documentar el proceso mediante fotografías, y esto generó clorofila. La tesis final del proyecto es que las bacterias rehúyen el área de la placa que vibra a causa del sonido, es así como se generan los patrones.

Aún así, el título “Contemporay Diagram: Berlin” sugiere fácilmente un análisis social más que una investigación científica. ¿Podemos como artistas, como pensadores del arte, conectar de alguna manera la respuesta de las bacterias en el agua a cierto comportamiento social? Aquí me parece que yace la línea entre estas dos disciplinas, siendo la ciencia quien investiga el Qué Es, y el arte lo Que Podría Ser.

“Contemporary Diagram: Berlin” hace referencia al experimento de Bjkernes ‘Diagrammer’. Como describí en un comienzo sobre su trabajo, es una impresión contemporánea de las aguas de cañería y sí, como describes, un escáner social de un área específica de la ciudad, en un momento específico en el tiempo. Si el trabajo se hubiera reproducido, hubiera tenido un resultado diferente dependiendo de dónde y de cuándo. Creo que el 90% de las bacterias en las aguas desechadas deriva de las personas viviendo en esa área y los cultivos de bacterias son dependientes de lo que comen y lo que hacen.