EJERCICIOS MOSQUETO

Escondido en un pequeño departamento en la calle del mismo nombre, el proyecto de Prem Sarjo, Manuel Peralta y Walter Bee representa hoy una isla de investigación y reflexión dentro del turbulento océano del mercado del arte, instalándose como uno de los principales espacios alternativos.

Ejercicios de conflicto

El carácter intelectual de los artistas del proyecto y sus propios métodos de producción, han hecho que el escenario esté en constante cambio, tanto de forma como contenidos, logrando así, momentos de efímera estabilidad que tensionada no tarda en evolucionar a la siguiente idea. Al haber tenido un pasado algo más confrontacional, pero sin duda que con mucho desarrollo desde una perspectiva estética, la naturaleza mutable del proyecto lo ha transformando en un espacio de reflexión, sin dejar de buscar la fricción por medio de distintas metodologías de investigación, manteniendo el nivel en la consistencia entre los proyectos exhibidos.

Las muestras son concebidas como intercepciones en el espacio/tiempo, tomando lugar solamente cada dos a cuatro semanas, y con un período exhibitivo de dos días aproximadamente (el resto de la semana el departamento se encuentra habitado y lleva un funcionamiento “semi-normal”), dándole cabida a artistas cercanos o mayores de 40 años (aunque sin cerrarse a nuevas experimentaciones) la posibilidad de exhibir sujetos y procesos de investigación, esto es, un opuesto absoluto a la obra de naturaleza transable que tan bien conocemos a través del circuito de galerías y la institucionalidad. Ejercicios Mosqueto apuesta por el contenido.

Ahora bien cabe preguntarse ¿Por qué artistas de esta edad? Ésta no es una decisión arbitraria que pretende segmentar generaciones ni generar cofradías. Ejercicios Mosqueto trabaja en cierto nivel de abstracción y manipulación del lenguaje plástico. Son procesos que no nacen de la genialidad, sino que se generan con la observación, desarrollo y madurez de una idea en el tiempo. Hay algo que se materializa en el trabajo de un artista que ha dejado que el tiempo recorra su obra.

Es un proyecto que va mutando en ciclos relacionados a las necesidades que van surgiendo de cada experiencia, generando. Por ejemplo, su nuevo ciclo llamado 6/6, aludiendo a la numeración de serie y la participación de 6 artistas, ha generado una fuerte conexión con Francisco Brugnoli y Virginia Errázuriz, y por reacción espontánea seguirán trabajando en proyectos de colaboración.

INSIDE OUTSIDE

La instalación de Sarjo está conformada por tres obras. Las obras son resultado de tres acciones performáticas que reflexionan sobre el lenguaje de la pintura y sus relaciones tanto objeto como resultado.

El tiempo como acto de performance

Volvamos a la idea anterior; es el tiempo el que da la capacidad de abstraerse de un objeto, y es justamente esta idea la que se vuelve central en la obra de Sarjo. Como menciona Mariagrazia Muscatello en el texto de la exhibición, estamos en una década donde la codificación y formalización de la performance llega a tal punto que es fácil confundirla con el arte del teatro. No es el caso de este ejercicio, donde el acto performático radica en el trabajo físico y en la historia de los objetos, dejando de lado el acto en vivo.

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La primera obra que vemos es un lienzo de 80×80 cm., el cual fue terminado justo antes de la inauguración, aplicando 1000 ml. de óleo blanco. La pintura se encuentra fresca durante los dos días de muestra, y mantiene al espectador en un constante estado de alerta para no estropearla o estropearse él mismo. El bastidor tiene las dimensiones de la pintura Blanco sobre blanco de Malevic, quien abogaba por “la supremacía del sentimiento puro o la percepción pura en las artes pictóricas”. La cita a este autor refleja la búsqueda de Sarjo por analizar el valor de la pintura como reflexión. La cita a Malevic genera esta intertextualidad con la historia del arte y un replantamiento radical del como pensar la pintura en el presente. En términos instalativos, acá se produce un desplazamiento de las dos partes del cuadro de Malevic en el espacio, produciendo una suerte de activación del vacío de la sala. El espacio toma un valor de densidad pictórica. Se siente algo físico al estar entre medio. Se activa el vacío como parte de la obra.

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De inmediato en el suelo, encontramos una colcha (en formato casi cuadrado, blanco), marcada por 6 meses de relaciones sexuales, menstruación y fluidos conjugados entre el artista y una amante. “Lovers” no requiere una mayor puesta en escena, sino que se expone tal como la debe haber dispuesto Sarjo durante los seis meses que demoró la pieza, desplegándonos una obra completamente objetiva respecto a los procesos humanos de los que fue testigo. Esta sábana es un símbolo de la rigurosa disciplina y registro que mantiene Sarjo de su propia vida, encontrándose en un constante afán por constituir su cotidianeidad como pieza de arte, valorizando los actos más fundamentales que comúnmente perderíamos en nuestra historia.

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Por último, está “Pintura Secreta”. Enfrentándose directamente a “Wet Paint” en la mitad del muro del fondo se nos presenta un cuadrado de yeso, dando cuenta de que alguien acaba de cubrir un hoyo en la pared. Efectivamente, Sarjo perforó un área cuadrada e inclinada de 55×55 cm (de la misma medida e inclinación del cuadrado interior de la pintura de Malevic), para luego depositar dentro un cuadro figurativo al óleo de otro artista. La pintura queda obviamente imperceptible y escondida tras la capa de cemento y yeso. Mediante este acto inmediatamente se pone en cuestión el concepto de autoría, el valor de la obra misma y del cuadro como resultado objetual. ¿Pierde valor la obra por eliminar su valor de uso (en este caso decorativo), o gana valor al incrementar su valor simbólico (Digamos ¿El proceso de reflexión del artista?)

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Rescate de los símbolos y desplazamiento del autor

En el ejercicio “Inside Outside” sucede algo que descausa el flujo de la escena artística actual que se podría catalogar como una búsqueda casi moral de dónde radicaría realmente el valor de las obras de arte, y la peculiaridad de esta muestra, es la imposibilidad de medirlo al restarle el factor “autoría”, en un momento de la historia en que la celebridad pareciera ser determinante para el mercado. Es exactamente esta cualidad lo que lo convierte en una clase tan especial de mercancía. El autor se desvincula de la obra de arte como una imagen de sí mismo, poniendo el concepto de “pintura” bajo un microscopio de análisis con el propósito fijo de despertar una reflexión profunda en el espectador respecto a qué es el arte contemporáneo. La idea es invaluable. El autor es una forma de pensar.

El uso de los símbolos en esta muestra se reduce a una simplicidad extrema, proponiendo una antítesis del mundo de las imágenes, postulando que la excesividad de éstas han desembocado en una pérdida de significado y eficacia. Mediante esta doble cita a Malevic, se apunta desde otra complejidad en términos de contenido, con una realización aparentemente simple y casi invisible.

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Esta intención por desplazar la autoría y privilegiar el espacio reflexivo, será uno de los focos en los próximos ciclos de Ejercicios Mosqueto, simplemente por lo interesante que pueda llegar a ser lo que se produzca intencionalmente.

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